MARÍA JOSÉ ESTESO POVES (REDACCIÓN)
- Javier García Lachica (Foto: Edu León)
Javier García Lachica es ingeniero y activista del Observatorio para los Recursos Saharauis, Western Sahara Resource Watch (WSRW), organización creada para sensibilizar, vigilar y denunciar el expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental que explota Marruecos en contra de la legalidad internacional.
DIAGONAL: ¿Qué recursos se encuentran en los territorios saharauis ocupados por Marruecos?
JAVIER GARCÍA LACHICA: La mayoría de las riquezas del Sáhara Occidental se encuentran en el territorio ocupado por Marruecos. El territorio liberado por el Polisario es una zona muy desértica, aunque tiene una riqueza muy importante: el sol.
En los territorios ocupados se encuentra el banco de pesca saharaui, que es uno de los más ricos de África. Además, hay una gran reserva de fosfatos. Existe una mina de fosfatos a cielo abierto que es la más importante del mundo. Las rocas fosfáticas tienen una gran pureza y pueden ser utilizadas para muchos fines, aunque lo más común es que se hagan fertilizantes con ellas. El fosfato también se emplea para usos dentales, incluso para la elaboración de la cerveza...
D.: Marruecos también está expoliando la arena saharaui.
J.G.L.: Sí. La arena del Sáhara está siendo explotada por compañías canadienses gracias al acuerdo de éstas con Marruecos. La arena se vende también a empresas canarias para la construcción y para rellenar playas. Viene de zonas de dunas muy cercanas a El Aaiún, donde se ha desarrollado una gran infraestructura para poder embarcar grandes cantidades a través del puerto.
Marruecos saca mucho dinero de los recursos naturales que son del pueblo saharaui: la arena saharaui, los fosfatos, etc., pero la suma más importante proviene del acuerdo pesquero con la UE, que cuesta a los europeos 36 millones de euros al año. Además, Marruecos tiene contratos pesqueros con China y Rusia.
D.: ¿Qué opina del Tratado Agrario de la UE y Marruecos, que, según denuncian diputados como el francés José Bove, beneficia directamente al rey Mohamed VI?
J.G.L.: En el Sáhara Occidental, en la zona del sur, en Dajla, existe uno de los recursos más importantes en esta zona desértica: el agua. Cuenta con grandes acuíferos, son inmensas bolsas de agua en el subsuelo de tipo arqueológico, no son manantiales que se regeneran. Estas aguas subterráneas llevan ahí miles de años, como las bolsas de petróleo, y por eso Marruecos ha elegido este territorio para instalar inmensos invernaderos. Se están regando grandes cantidades de cultivos destinados a la exportación. Además, la sobreexplotación del agua está afectando a la población. Los acuíferos están cercanos a la costa y, al bajar el nivel del agua, se están produciendo ya filtraciones de agua salada y afecta al consumo humano.
Otro recurso del cual se enriquece Marruecos es la sal. En los territorios al norte de El Aaiún, cerca del sur de Marruecos, hay muchas salinas de gran pureza que también se están expoliando.
D.: Se está hablando de la posible existencia de petróleo.
J.G.L.: Sí, el petróleo es una espada de Damocles. Existen muchos países y multinacionales que tienen los ojos puestos en el Sáhara Occidental, incluida la española Repsol. Ahora son empresas irlandesas, principalmente, las que cuentan con contratos de exploración de los pozos petrolíferos en el Sáhara, tanto en el mar como en el interior. Lo peor en este momento sería que se encuentre petróleo en el Sáhara. Sería un maleficio, si es complicado solucionar el problema saharaui, con petróleo...
D.: ¿Por qué suspendió la UE el acuerdo pesquero con Marruecos?
J.G.L.: En el acuerdo pesquero se establecen unas condiciones y lo que se renueva cada cuatro años es la ejecución del mismo. En 2006 se renovó y Marruecos lo ratificó un año después. De nuevo había que renovarlo en 2011. Pero, debido al trabajo realizado por muchos parlamentarios que están en contra de la inclusión del Sáhara Occidental en el Tratado de Pesca con Marruecos y del trabajo de varias plataformas de solidaridad con el Sáhara y de organizaciones como la nuestra, Western Sahara Resource Watch, se ha conseguido crear conciencia dentro del Parlamento Europeo. El protocolo no se puede renovar así como así. Además, el Parlamento, en un informe de 2010, reconoce que el acuerdo pesquero está en contra de la legalidad internacional.
Hay dos opciones: no pescar en el Sahara o dejar de implementar el acuerdo. Las presiones de España y Francia consiguieron la ampliación por un año, y mientras, se pedía a Marruecos un informe de que el acuerdo era acorde a la legalidad internacional, es decir, que la población de esos territorios estaba de acuerdo y que se beneficia del mismo. Y ahí entra el juego político de Marruecos. Para ellos la población es la marroquí. A todo esto se ha unido un informe independiente de la UE que concluye que los beneficios de la pesca no recaen en la población y que el acuerdo no es rentable para la UE. Entre las medidas de presión se presentó también una moción del diputado Raúl Romeva, de Iniciativa per Catalunya Verds, para llevar el acuerdo a la Corte de Justicia. En diciembre, el pleno de la UE echó atrás el acuerdo del Consejo Europeo de renovar el tratado pesquero. Una decisión justa y esperable.
D.: ¿La lucha de organizaciones de derechos humanos y otras como WSRW está dando sus frutos?
J.G.L.: Sí. Western Sahara Resource Watch somos una red organizada en varios países a través de internet. Tenemos un doble objetivo: visibilizar y denunciar el expolio de recursos naturales por parte de las multinacionales en los países en los que estamos organizados: Reino Unido, Australia, España... Y llamar la atención sobre las actividades ilegales de la UE, como el acuerdo de pesca, el tratado de libre comercio agrícola, el de buena vecindad con Marruecos, etc. Porque Marruecos no tiene soberanía sobre el Sáhara Occidental.
D.: Esta labor no sería necesaria si se reconociera la autodeterminación del pueblo saharaui.
J.G.L.: Así es. Por un lado la misión de la ONU en el Sahara, la Minurso, que vigila el alto el fuego en la zona, debe vigilar la violación de derechos humanos en los territorios ocupados y también el expolio de los recursos. Bruselas ha tomado una decisión conforme a la ley, mientras que el Gobierno español no quiere atender a esa legalidad. Si el problema es la pesca, la alternativa es reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y firmar acuerdos de pesca con ella, en condiciones justas que respeten el medio ambiente.
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